Guadalupe Camacho / Excelsior.
CIUDAD DE MÉXICO. “Después de los 40 años de edad toda mexicana debe realizarse una mastografía —también conocida como mamografía— a fin de detectar a tiempo un posible cáncer de mama”, afirmó Yolanda Villaseñor Navarro, jefa de Departamento de Imagen del Instituto Nacional de Cancerología (InCan).
CIUDAD DE MÉXICO. “Después de los 40 años de edad toda mexicana debe realizarse una mastografía —también conocida como mamografía— a fin de detectar a tiempo un posible cáncer de mama”, afirmó Yolanda Villaseñor Navarro, jefa de Departamento de Imagen del Instituto Nacional de Cancerología (InCan).
Sin embargo, si la mujer tiene antecedentes familiares de éste u otro cáncer, algún síntoma sospechoso (secreción del pezón de líquido blanquecino o sangre o sensación de tener una masa sólida, entre otros) puede realizarse el estudio antes de los 40 años.
La mastografía es un estudio radiológico en el que un experto toma imágenes desde diferentes ángulos del seno, con ellas se visualiza su interior, allí se observa si las células están alteradas y si han generado algún tumor (benigno o maligno).
“Gracias a la mastografía se han detectado cánceres en la etapa cero de la enfermedad, donde la curación total ocurre en 98% de los casos.
“En cambio, si la mujer se detecta una masa (bolita) en el seno podría significar que el cáncer ya está en otra etapa más avanzada”, explicó Villaseñor Navarro.
Sin embargo, es fundamental que sea un experto quien tome e interprete la imagen. “No cualquiera puede hacer el estudio porque puede dar resultados negativos cuando son positivos y viceversa”, precisó la experta del InCan.
Al cáncer de mama se relaciona con el estado hormonal, la evidencia disponible indica que el periodo de exposición a estrógenos es un factor crítico de la carcinogénesis en mama. Una menarca temprana y menopausia tardía se asocian a periodos prolongados de exposición a estrógenos.
Los embarazos en edad avanzada también aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama.
Existen diversas publicaciones, incluyendo un estudio en México, en que la paridad y lactancia se refieren como factores protectores contra cáncer de mama.
Cabe destacar que otro factor asociado con el desarrollo de tumores malignos es la obesidad, específicamente en el área digestiva (colon e intestino, por ejemplo), pero también en los senos.
Si sospecha de alguna alteración en los senos, es recomendable que solicite una revisión profesional de la zona, sobre todo si ya tiene 40 años.
De forma general, será el ginecólogo, oncólogo o médico general quien, después de revisar los senos, le mande a hacer una mastografía.
Activese
A la obesidad se le relaciona con el desarrollo de tumores malignos. La grasa abdominal genera mayor riesgo para la aparición de cáncer mamario.
La grasa libera sustancias inflamatorias al tiempo que disminuye el sistema inmune.
Por ello, el estilo de vida —específicamente la actividad física y la óptima nutrición— genera beneficios directos e indirectos como adecuado peso corporal, energía para realizar actividades, protección contra enfermedades como diabetes, hipertensión o anemia.
Respecto a los beneficios indirectos de la nutrición y el deporte frente al cáncer mamario están: incrementar el sistema inmune (la que protege al cuerpo contra infecciones), mayor fuerza física para soportar las quimioterapias, alta recuperación y óptima sobrevida luego del diagnóstico.
Por tanto, realice ejercicio físico cinco días a la semana durante 30 a 60 minutos.
Sustente su alimentación en frutas, verduras y carnes magras, reduzca el azúcar refinada y los carbohidratos en exceso.
Algunas recomendaciones fáciles son utilizar escaleras en vez del elevador, quitar el salero de la mesa, brincar la cuerda y evitar el pan industrializado.
Pruebas
Entre los estudios más comunes para el diagnóstico de enfermedades del seno están:
Ultrasonido. Se utiliza cuando hay sospecha de alteración. No tiene riesgo, ya que se usa el sonido. No detecta el cáncer de la zona. Tiene un costo aproximado de 500 pesos.
Mastografía. Con él que se precisa, por medio de rayos X (radiología), si existe cáncer o no y su tamaño. Precisa lesiones de apenas un milímetro (que la mujer no detecta en su autoexploración), su costo es desde mil pesos.
Resonancia magnética. No reemplaza la mastografía; únicamente se emplea en el diagnóstico o para evaluar la respuesta al tratamiento. Cuesta al rededor de 15 mil pesos.
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