Fermín lleva casi seis meses sin trabajo. Así que después de haber visto hace un par de días, sobre un puente, el anuncio de la 3ª Feria del Empleo, de inmediato buscó sus documentos y curriculum que lo acreditan como técnico en metal mecánica y electricista. Mientras se tomaba a la mesa algunos sorbos de café, como se le ha hecho costumbre todos estos meses, se entretiene con el programa de El mañanero, y en el cual el día de hoy, como por mera casualidad están los analistas Pedro Tello y José Luis de la Cruz que ahora hablan sobre el desempleo.
El los escucha pero no con demasiada atención, como para que esos datos no influyan en su talante y la negatividad le inunde el alma ahora que va con todo el espíritu a cuestas y la decisión de encontrar trabajo. Sabe que tiene que llegar temprano, de modo que casi a la par que los analistas terminan de vaciar sus datos, el sale de su casa y se dirige desde la colonia el Mirador al ayuntamiento de Atizapán de Zaragoza. Cuando llega se alegra porque él es de los primeros que están formados y, por lo tanto, no tendrá que esperar demasiado. Se sorprende que la que, después lo sabrá, es la directora de Desarrollo Económico pasa saludando de mano a cada uno de los demandantes de empleo, mientras uno de sus colaboradores la sigue tomándole fotografías.
Llega más y más gente. Mientras dentro de una gran carpa se terminan de organizar todas las empresas que en esta feria vienen a ofertar los empleos que “Atizapán necesita”, desde el estrado que está en el centro de la carpa, se escucha una lánguida música instrumental. El que la hace de maestro de ceremonias hace un llamado a que se preparen todos los que ya están formados, al mismo tiempo que anuncia que ya hay más de mil personas que asisten a esta feria de la cual saldrán contratados y con el empleo que tanto han buscado, después invita a que pasen a sentarse sólo cincuenta personas para iniciar el acto protocolario y la subsecuente inauguración de esta que es la 3ª FERIA DEL EMPLEO.
Mientras esto sucede Fermín garabatea y rayonea caprichosas figuras sobre la carpeta en la que guarda sus documentos… nuevamente se escucha la invitación para que no se desesperen en lo que llega el presidente municipal y parte del cuerpo edilicio para la inauguración. La voz hora dice que son mil quinientos lo empleos que aquí se ofertan, como está no es la primera feria a la que asiste, Fermín se sorprende de que sean mil empleos menos que el año pasado.
Pero no por eso su esperanza se viene abajo. Ya se van acercando los representantes de las cámaras empresariales, algunos funcionarios y el presidente municipal, pero esto no empieza. Fermín se levanta y ve que en la explanada ya muchas de las personas que están formadas se protegen del sol poniéndose sus folders sobre la cabeza.
El maestro de ceremonias por fin anuncia y presenta a cada uno de los funcionarios que se encuentran en el templete que para tal efecto se ha instalado. Entonces el presidente de la cámara de industriales, le agradece a la directora de Desarrollo Económico el haber realizado esta feria que con tanto entusiasmo se ha organizado. Y refiriéndose a la Biblia hace una cita para la ocasión “Dame un pescado y comeré un día; enséñame a pescar y comeré para siempre” luego el secretario de la cámara de industriales del municipio, después de su agradecimiento y reconocimiento al alcalde, dice: “Nosotros traemos cerca de 40 empleos, y esta es nuestra contribución en esta gran feria” entonces toca el turno al representante de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social el cual habla de “La vinculación de las empresas con la sociedad, del gran esfuerzo que hace el ayuntamiento para llevar a cabo esta 3ª Feria del Empleo, y de todos los programas y planes para el desarrollo y el fortalecimiento de los diferentes sectores productivos” Fermín ya casi mareado por tanto agradecimiento y reconocimiento mutuo le dan ganas de mejor levantarse e ir a buscar el periódico al puesto que está en la parada de autobuses pero… se espera.
Está a punto de levantarse cuando por fin llega el turno del presidente municipal que de igual manera agradece, que le agradezcan los que anteriormente agradecieron y reconocieron la labor de todos. “pero finalmente agradezco a quien hace posible que se lleve a cabo esta 3ª Feria del Empleo; a todos ustedes” dice enfático, en ese momento Fermín piensa en lo irónico que es que para que unos tengan empleo; haya otros que no lo tienen. Pero en fin, sigue escuchando el discurso del alcalde hasta que la intervención de este se sintetiza en la siguiente sentencia “pero les hago la siguiente recomendación, que cuiden su trabajo, que no lo dejen, pues hay mucha gente que apenas consigue el trabajo y luego, luego lo dejan, aprovechen esta oportunidad que se les da”.
Termina su intervención el presidente municipal y junto con los invitados a esta feria del empleo cortan el listón que para la ocasión se ha traído. Se escucha la voz que seremoniosa les hace la invitación a recorrer los stands y les desea suerte para que de aquí salgan con la mejor oferta de empleo.
Fermín llena y llena solicitudes y más solicitudes, o bien deja su curriculum; recibe volantes y más volantes… justo cuando pasa donde está el presidente municipal rodeado de periodistas escucha la voz de la directora de Desarrollo Económico que dice: “pues sí; Cómo van a conseguir empleo si algunos ni la prepa tienen” como no puede pasar por todos los periodistas y gente que obstruye el paso, decide sacarles la vuelta, en eso se encuentra a uno de sus amigos de la colonia el cual le pregunta “¿qué onda Fermín como te ha ido, sí encontraste algo?” “¡Uuuyyy! Fijate que no, hay una empresa que ya van tres ferias que les dejo mis documentos y nada y en otras, ya deje solicitud” “Pues no te desesperes, te fe” le contesta su amigo como si de la divinidad se tratara.
“Ten fe, ten fe” se repetía Fermín. Mientras se dirige a la salida le llegan las palabras y las cifras que con Brozo había escuchado por la mañana… desempleo abierto… de cada diez empleos seis no tienen prestaciones, salarios con más del 40 por ciento de perdida del poder adquisitivo… cuando menos 3 salarios mínimos para recuperar el valor de hace 40 años… “esto no podría se cierto, ten fe, se repetía, ten fe… ¿y él qué llevaba?, como siempre puras promesas de que luego la hablarían, ten fe, ten fe, ¿cuál fe?...” sacó de su mochila todos los volantes que le habían dado, los estrujó con fuerza entre sus manos haciéndolos bolas, y pasando frente un bote, se dijo: “ten fe”… arrojándolos a la basura.
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