#Continú@LaCultura es la sección cultural escrita por el Maestro en Historia Gilberto Vargas Arana, Cronista de Nicolás Romero, Miembro Titular de la Asociación Mexiquense de Cronistas Municipales (AMECROM)
LAS HISTORIAS DE UN CRONISTA QUE LUCHA POR CONOCER EL SENDERO DE SU TIERRA DESTINO: NICOLAS ROMERO
"Un cronista no tiene escapatoria del pasado: trabaja siempre con recuerdos. Son recuerdos ajenos, que pertenecen a la gente que le cuenta los hechos. Son recuerdos propios cuando tuvo la suerte de ser testigo y, además de lo que le contaron, reconstruye lo que vio". Julio Villanueva Chang. “El que enciende la luz. Apuntes sobre el oficio de un cronista”, Letras Libres, no. 84, diciembre de 2005.
Presentación
El escritor Juan Villoro escribe que “en las líneas de fuerza que van del intruso al informante son muchas las cosas que pueden ser mal interpretadas. Al experto le sobran certezas y al entrometido preguntas. ¿Cómo escapar a las inexactitudes de quien ve de más o de menos”. 1)
Los cronistas somos los intrusos, procuramos escribir desde la incomprensión, revelar aspectos inauditos de un entorno, como es la conseja para llevar adelante un viaje al centro de la narrativa natural de los pueblos de Nicolás Romero.
En la recreación de la memoria, reiteramos que la crónica de nuestros días postula que: Los pueblos Nicolás Romero somos pueblos de verdad, y somos pueblos de verdad porque tenemos profundas y verdaderas raíces. Raíces cultivadas por todos los muchos caminantes que delimitaron, a través de los siglos, Nuestra tierra destino, con su cueva de mitos y leyendas. Julio Villanueva Chang escribe en su artículo “El que enciende la luz”, para el número de diciembre del 2005 de Letras Libres, que “un cronista ya no es sólo un escritor de la información... ahora su tarea parece ser contar una historia de verdad y evidenciar síntomas de su época.
Se trata de convertir el dato en conocimiento. “Un día Martín Caparrós asiste a una protesta en las calles de Lima, y ve aparecer a mineros con cascos y esposas con bebes en la marcha. Luego escribiría: Algunas mujeres llevan cascos, pero ningún minero un bebe”, el cronista eligió un detalle para insinuar un patrón de comportamiento de esa comunidad.
Más allá de la generalización, Caparrós convirtió un dato en una observación que tiene el valor del conocimiento. Un cronista, lo señala Villanueva Chang, tiene siempre esa posibilidad: donde escucha una voz, evidencia un carácter; donde siente un olor, presenta un gusto; donde ve una cifra, expone un modo de pensar.
Va de los detalles al conjunto. Es un recaudador de minúsculas singularidades. Nicolás Romero, historias para contar… Mitos y leyendas redescubre todo un sendero por la narrativa natural de sus habitantes…
Cahuacán, Nicolás Romero, Edomex. Enero de 2013
1) Juan Villoro. Safari accidental, México, Joaquín Mortiz, 2005, p. 17
Los cronistas somos los intrusos, procuramos escribir desde la incomprensión, revelar aspectos inauditos de un entorno, como es la conseja para llevar adelante un viaje al centro de la narrativa natural de los pueblos de Nicolás Romero.
En la recreación de la memoria, reiteramos que la crónica de nuestros días postula que: Los pueblos Nicolás Romero somos pueblos de verdad, y somos pueblos de verdad porque tenemos profundas y verdaderas raíces. Raíces cultivadas por todos los muchos caminantes que delimitaron, a través de los siglos, Nuestra tierra destino, con su cueva de mitos y leyendas. Julio Villanueva Chang escribe en su artículo “El que enciende la luz”, para el número de diciembre del 2005 de Letras Libres, que “un cronista ya no es sólo un escritor de la información... ahora su tarea parece ser contar una historia de verdad y evidenciar síntomas de su época.
Se trata de convertir el dato en conocimiento. “Un día Martín Caparrós asiste a una protesta en las calles de Lima, y ve aparecer a mineros con cascos y esposas con bebes en la marcha. Luego escribiría: Algunas mujeres llevan cascos, pero ningún minero un bebe”, el cronista eligió un detalle para insinuar un patrón de comportamiento de esa comunidad.
Más allá de la generalización, Caparrós convirtió un dato en una observación que tiene el valor del conocimiento. Un cronista, lo señala Villanueva Chang, tiene siempre esa posibilidad: donde escucha una voz, evidencia un carácter; donde siente un olor, presenta un gusto; donde ve una cifra, expone un modo de pensar.
Va de los detalles al conjunto. Es un recaudador de minúsculas singularidades. Nicolás Romero, historias para contar… Mitos y leyendas redescubre todo un sendero por la narrativa natural de sus habitantes…
Cahuacán, Nicolás Romero, Edomex. Enero de 2013
1) Juan Villoro. Safari accidental, México, Joaquín Mortiz, 2005, p. 17
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