Continú@ La soberbia combinada con la falta de eficacia de algunos funcionarios de la actual administración en Cuautitlán Izcalli, pues la doctora Aída Espinosa Montoya, Coordinadora de Salud Bucal del DIF izcallense y responsable del programa “Izcalli libre de caries” en la conferencia de prensa ofrecida en la escuela primaria “Niños Héroes” en Colinas del Lago, exhibió su falta de preparación del tema, ya que en tan sólo dos preguntas de la prensa, se contradijo ella misma: primero dijo que cada atención bucal de un niño le cuesta al organismo entre 500 y 600 pesos, lo que equivaldría –de ser cierto- a más de diez millones 500 mil pesos gastados a la fecha con la atención de 21 mil niños; pero después corrigió y dijo desconocer la inversión que realiza el DIF en dicho programa que ha atendido, a inicios de noviembre, a más de 21 mil niños...
La doctora Aída Espinosa, en tan sólo una sesión de preguntas y respuestas se enredó con el tema –que se supone ella domina pues es la responsable del mismo- pero en su lugar exhibió, ella como ejemplo, que la soberbia con la que algunos funcionarios tratan a los medios de comunicación les impide responder, con datos y argumentos, preguntas concretas que deberían preparar antes de salir a pararse ante las cámaras y micrófonos...
Por otra parte, y en ese contexto de soberbia de los políticos de Cuautitlán Izcalli, el presidente del comité directivo municipal del PRD, Tomás Moreno Garduño, sin tapujos y demostrando que el cacicazgo familiar dentro del partido seguirá vigente, impuso como secretaria de asuntos juveniles a su hija Stephany Moreno Rojas...
Este espacio político se suma a la regiduría que controla Moreno Garduño a través de su hijo Christopher Moreno Rojas y el comité municipal el cual controla desde hace tres años a través de su esposa y ex presidenta del Partido Esther Rojas Galicia...
Por último, comentar que la soberbia de la clase política no es exclusiva del PRI y en Cuautitlán Izcalli, pues en Atizapán de Zaragoza, gobernado por Acción Nacional ya también hay casos claros, como la ombusman Ivonne López Rangel, quien en su soberbia oculta información sobre el manejo de los recursos públicos que maneja la Defensoría de Derechos Humanos atizapense, y peor aún no informa los resultados de trabajo, pues la funcionaria desprecia a los medios de comunicación que cuestionan su labor...
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